noviembre 23, 2023
Pereira, noviembre 23 de 2023.- Muchas veces se cuestiona a las personas si creen o no en las casualidades. Un sí rotundo respondería Jessica Andrea Ocampo, cuya vida ha estado enmarcada por ellas.
Desde el mismo momento en que decidió dedicarse al judo y hasta cuando eligió la carrera profesional que cursó y la cual le permitió seguir disfrutando de su máxima pasión: el deporte.
En 2007 se encontraba estudiando en la Institución Educativa Santa Juana Del Lestonnac en la ciudad de Dosquebradas y como una joven de su edad, su mente no solo se concentraba en entrar a clase, también en qué haría después de las aulas. Fue entonces cuando el universo conspiró para que ese deseo se le hiciera realidad, gracias al judo.
“Nunca se me pasó por la cabeza. A los siete años, mi entrenador de iniciación, Yesid Mazo, un día dijo que los que quisiéramos podíamos ir a probar el deporte, el cual se practicaba dentro del horario de clase. Entonces era ir a judo o quedarme en el salón haciendo manualidades, y dije vamos a judo a experimentar. A los 11 años cuando pude competir oficialmente fui a mi primer nacional y a partir de allí llegaron muchos triunfos”, dice Jessica, mientras se ríe de estas anécdotas.
Y sí que vinieron los tiempos gloriosos, que se reflejan hoy en las medallas que guarda en su hogar: campeona copa internacional de Carolina sub 15 en Puerto Rico; bronce panamericano sub 13; campeona panamericana sub 15 y sub 18 y subcampeona panamericana sub 21, ente muchos otros logros internacionales. También fue campeona nacional en todas las categorías.
Como atleta, vivió los gloriosos y también los dolorosos, producto de las lesiones graves que fueron mermando su producción. Algunas determinantes para que tomara la drástica decisión de retirarse del judo.
“Pasé por muchas lesiones, pero las más graves fueron dos rupturas de ligamento cruzado anterior; ruptura del menisco, también me rompí el tabique, la primera costilla, muchos esguinces de rodilla, de tobillo, entonces tomé la decisión de retirarme”, cuenta con resignación.
Lo ganó todo en los Juegos Intercolegiados de Mindeporte y al ser campeona en 2017, aprovechó el crédito condonable para estudiar una carrera muy afín: fisioterapia. Así pudo continuar en el deporte.
Esos duros golpes la alejaron de su proceso deportivo competitivo pero la acercaron a la carrera que hace unos cuatro meses culminó y con la cual empieza a devolverle al deporte parte de lo que tanto le dio. “Quiero en un futuro ayudar a los deportistas, así como me han ayudado a mí, por eso fue que elegí el camino de esta profesión”, dice una profesional orgullosa.
