noviembre 21, 2023
Armenia, 21 de noviembre de 2023. Cada deportista y cada región del país viven su propia historia, cuando de practicar el deporte se refiere, algunos gozan de todas las comodidades, unos más, medianamente y otros que solo el amor y el deseo de superación los lleva a buscar mejores oportunidades, incluso poniendo en riesgo su integridad física.
Brissa Natalia Gómez y Wilmer Chávez Rosero son dos jóvenes atletas del departamento del Putumayo, hasta ahí normal, pero para llegar a los Juegos Nacionales tuvieron que sortear varias dificultades, especialmente en su proceso de preparación.
Brissa nació y vive en Puerto Caicedo, a dos horas de Mocoa, la capital. Desde los nueve años practica el atletismo, algo innato, estudia en Puerto Asís y en su preparación para los juegos, la mayor parte la hizo sola, en medias o descalza, en canchas o terrenos de fútbol. Tiene spikes de competencia, pero son su mejor tesoro y los lleva solo a los grandes eventos, como estos Juegos Nacionales.
Allí no hay pista de atletismo, pero sí talento y muchas ganas de hacer del deporte una opción de vida y de ahí que el Ministerio del Deporte, a través de sus programas, quiere llegar a esos territorios, para promover la actividad física y buscar talentos en las diferentes regiones.
Su compañero Wilmer es de un municipio llamado Sibundoy, a 2 horas y 50 minutos de la capital, tiene un poco más de tiempo en el atletismo, pero las mismas dificultades, aunque ha ganado Intercolegiados y pruebas callejeras, donde puede correr en tenis, y sus spikes, al igual que Brissa, solo los usa cuando participa en competencias fuera de su región.
En cada competencia saben que llegan en desventaja con las grandes potencias nacionales, pero no se rinden y esperan mejores condiciones y que su departamento, al que representan con orgullo, pueda contar con una pista, porque hay talento y ansias de triunfo.
Brissa corrió en los 100 metros planos, prueba en la que cronometró 12.60 y no clasificó a la final, mientras que Wilmer compitió en la semifinal de los 1.500 metros, en los que marcó un registro de 4:16.56, que tampoco le alcanzó para alcanzar a la instancia definitiva.
Seguramente hay muchos como ellos, que compiten, no en las mismas condiciones, pero sí con las mismas ilusiones, demostrando que puede más el amor a su deporte, que cualquiera otra dificultad y son un ejemplo para muchos niños de esa hermosa región del Putumayo.
